San Miguel de Allende, Gto México
LA FIESTA DE SAN MIGUEL
La Fiesta en San Miguel Por
Phyllis M. Correa
Según la leyenda que han transmitido los descendientes de los indígenas nómadas y los colonizadores otomíes, el día 14 de septiembre de 1531 chichimecas no cristianizados confrontaron a los capitanes otomíes y chichimecas ya cristrianizados y sus tropas cerca al Puerto de Bárbaros en una batalla sangrienta que duró 15 días y noches. Finalmente, el cielo se hizo obscuro y una cruz refulgente apareció en el cielo. Al ver este milagro, los nativos no cristianizados dejaron de pelear y gritaron "El es Díos". La aparición fue una señal supernatural que deberían de rendirse y aceptar el gobierno español y su díos. Hicieron las paces con sus hermanos nativos contra quienes habían peleado y les dieron las gracias por haberles traído la luz de la fe cristiana. La cruz que apareció en el cielo ese día fue esculpido en las piedras del arroyo cercano y llevada al punto más alto del puerto donde se le construyó una capilla. Durante el encuentro entre la Santa Cruz del Puerto de Calderón, los grupos de danzantes y los otros participantes, se quema incienso y los líderes religiosos de la zona bendicen a los devotos mientras que ellos piden perdón por ofensas que hayan causado, buena suerte para el año que viene, y además la renovación de la reconciliación que ocurrió hace más de 450 años. Después del encuentro con la Santa Cruz que dura una hora más o menos, la Santa Cruz, los grupos de danzantes, la estatua de San Miguel Arcángel, carros alegóricos, así como otros participantes vestidos en ropa normal principalmente de las comunidades rurales y barrios populares de la ciudad con las ofrendas de flores, incienso, e imágenes de diferentes comunidades y cruces de los antepasados salen en desfile hacía la Parroquia de San Miguel Arcángel en el centro de la ciudad. Es un evento impresionante, con mucho color y sonido de los cascabeles, tambores, conchas o mandolines, y sonajas, el ruido de las capas de los danzantes y plumas de los penachos, flautas y tambores. Las ofrendas principales para San Miguel y los ancestros enterrados en el atrio de la iglesia cargadas por los hombres que las fabricaron en sus comunidades son los Xúchiles y por eso la procesión o desfile es conocido como la Entrada de los Xúchiles. Los Xúchiles son hechos de dos troncos de árbol de 5 o 7 metros de largo unidos por carrizos de 10 cm de largo y hilos entretejidos para formar una superficie que parece estera sobre los cuales se intercalen ofrendas de flores de cempasúchil y el corazón blanco brilloso de los puntos del sotol (cucharilla) entretejidos sobre la base de carrizo en diseños diversos. Unos tienen la imagen de la Parroquia, otros tienen cruces, etc y también se le ponen diferentes tipos de comida así como panes, tortillas de colores, refrescos. Estas ofrendas que se paran enfrente de la Parroquia son para los capitanes muertos que se suponen son enterrados en el atrio de la iglesia. Estas ofrendas representan las camillas que se utilizaron para cargar los muertos del campo de batalla. La cucharilla blanca representa las calaveras de los muertos y el cempasúchil es la flor que se ofrecía a los guerreros muertos. Muchos de los otros participantes en la procesión que no son parte de las danzas cargan unos bastones cortos hechos de carrizo que son decorados con cucharilla que ha sido cortado en tiritas delgadas, casi parecen plumas blancas pegadas al bastón. Estas personas calladamente y solemnemente acompañan a la cruz y los otros imágenes. Algunas de estas personas también cargan unas cruces pequeñas que representan las ánimas de los capitanes de la conquista y líderes de los grupos de danzantes muertos. A pesar de 450 años de evangelización católica y contacto con la cultura europea, el culto que gira alrededor de la Santa Cruz del Puerto de Calderón contiene ritos, símbolos, danzas, y una cosmovisión que fácilmente se reconoce como prehispánicos y forma parte de un sistema extensivo de cruces, imágenes y lugares sagrados, que entrelazan la mayor parte de la altiplanicie central y el Bajío. |
La Fiesta in San Miguel By
Phyllis M. Correa
According to legend that has been transmitted generation to generation by the descendants of the Chichimec nomads and Otomí groups, on September 14th in 1531 non-christianized Chichimec natives confronted the christianized Otomí and Chichimec captains near Barbarian Pass in a bloody battle which lasted 15 days and nights. Finally, the sky grew dark and a shining cross appeared in the sky. Upon seeing this, the non-christianized natives stopped fighting and cried out "He is God". The apparition was a supernatural sign for them to surrender and accept the law of the Spanish conquerors and their God. They made peace with their native brothers who fought against them in order to bring them into Christian faith. The cross that appeared in the sky was carved out of the stone in the arroyo nearby and taken to the high part of the pass where a chapel was built to house it. The end of the mythical battle coincides with the celebration for Saint Michael (the 29th of September). During the encounter between the Santa Cruz del Puerto de Calderon, the dance groups and the other participants, incense is burned and the religious leaders of the zone bless the worshippers while they ask for forgiveness for offenses they have caused each other and look for a renewal of the reconciliation that occurred more than 450 years ago. After the encounter with the Santa Cruz which lasts about an hour, the groups gathered together with their offerings, the Santa Cruz, the statues of San Miguel, commemorative floats, and other sacred images proceed to the main church at the center of town in an impressive display of color and sound that includes the swishing of costumes and feathers, music, rattles, and the beat of native drums. The primary offerings for Saint Michael and the ancestors carried by the participants made by the different rural communities and traditional urban neighborhoods are called "Xúchiles" and for this reason the procession of dances is traditionally known as the Entrance of the Xúchiles. The xúchiles are formed on woven beds of short pieces of reeds framed by two tree trunks of 5 to 7 meters long. The designs are made primarily of marigolds and the shiny white heart of the sotol cactus and are interwoven into the reed base. Some have the image of the parish church, others have crosses, or chalices, etc. and different offerings of food, such as bananas, tortillas and bread are also attached. These offerings are stood in front of the church to honor the souls of the dead leaders and captains who are believed to be buried in the atrium. According to tradition, they represent the stretchers used to carry the dead off of the battle field. The white cactus represents the skulls of the dead and the marigold is the flower offered to the dead warriors. Many of the participants in the procession are not dressed in costume and carry short staffs made of reed which are decorated with cucharilla cut into flowerettes. They quietly accompany the cross and their images. Small crosses which are also carried in the procession represent the souls of the dead captains of the conquest and dead dance group leaders. Despite 450 years of Catholic evangelization and European contact, the cult surrounding the Santa Cruz del Puerto de Calderón contains rituals, symbols, dances and a cosmovision easily recognizable as prehispanic and forms part of an extensive system of interlinking sacred crosses, images and places covering most of the central Mexican highlands.
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